El «Tour», 2006

Durante varios meses, hice de taxista para monjas de clausura de una comunidad contemplativa. Cuando necesitaban que alguien les lleve a citas medicales, al dentista, a la tienda de zapatos ortopédicos, iba yo. También pasé algunos días en otra comunidad, quedando en el monasterio, siguiendo de cerca su vida cotidiana. Mi instalación sonora cuestiona el espacio – caótico, invisible – que se tramó entre nosotras y que se trama, inevitablemente, entre dos desconocidas que aprenden a conocerse.

El “tour”, como espacio poético de transición, vuelve ser la estructura misma de mi instalación. (El “tour” está intrínsecamente ligado a la arquitectura de clausura; se trata de un cilindro de madera, que puede ser de tamaños diversos y que permite a los objetos de entrar y salir del claustro.) En la instalación, un “tour” sobredimensionado invita a los visitadores a pivotar con el; allí, en la penumbra, 5 altavoces se adivinan en la pared del cilindro. Allí también se mezclan la voces de la mujeres-monjas encontradas con las notas que resultan de mis encuentros con ellas durante varios meses (espacialización aleatoria y irregular de centenas de fragmentos sonoros con una programación max/msp). Al exterior del “Tour”, fragmentos de textos, provenientes de nuestros encuentros, han estado bordados (fibra transparente) y superpuestos en varias cajas-cuadros creadas específicamente para cada una de las secuencias de palabras y colocadas en el suelo con fin de que se pueda completar una lectura que querría, encima de todo, irreductible.

Extracto aleatorio de lo que se podía escuchar en el «Tour» (01:31)

Madera (perform, pino, arce contrachapado), ruletas, altavoces, tarjeta de sonido, max/msp, sensores, amplificador, organza de seda negra y organza de seda blanca, hilo. Voz: Évelyne de la Chenelière. Muchissimas gracias a todas la monjas de las comunidades de Sainte-Marthe-sur-le-Lac y de Berthierville. Foto: Julie Faubert.