Ventanas sucias, 2007

Aq, se trataba de experimentar la distancia.

De agotar, a fuerza de ver, de hacer ver, el imposible deshielo de nuestros mundos respectivos.

Nuestros gestos han estado llevados en paralelo, en la ignorancia de la otra.

Hemos ocupado los mismos espacios, las mismas paredes, el mismo territorio.

 

Las 7h. Desde lo alto del piso 12, miro por la ventana. Montreal se extiende ante mis ojos. Más cercano, el viento roza la superficie de los inmensos charcos de agua que cubren el techo del edificio vecino. Aún más cerca, tres mujeres, sentadas en frente de su máquina de coser. Más lejos, el sol se levanta.

Las 17h. Ellas, otra vez. Ellas siempre. La misma posición. Los neones acaban de encenderse.

3 fotografías en color, 91,4 por 21,9 cm.