Tramar el espacio, 2005

Por un año entero, he vivido con un despertador pegado a mi cuerpo. Alguien lo arreglaba para mí por la mañana con fin de que pueda sonar una vez durante las veinticuatro horas siguientes, sin que sepa cuando. Al momento exacto que sonaba, escribía el pensamiento que tenía en la mente. Durante los meses que siguieron, he bordado con hilo blanco cada uno de estos pensamientos fugitivos en largas bandas de tela blanca que después fueron desplegadas en el espacio de difusión.

Centenas de breves apariciones sonoras espacializadas (sonidos grabados en los varios lugares públicos donde me encontré durante el año) llenan también el espacio de la galería; los fragmentos sonoros se desplazan furtivamente en el espacio, de un altavoz al otro.

Banda de tela bordadas (algodón, seda), madera, lector DVD, altavoces, (surround sistema), lámpara, papel, tachuelas, tela, hilo, 90 m2.